Primera Hora

A nosotros puede sacudirnos el viento, empaparnos la lluvia, pisotearnos el huracán y seguimos ahí, en pie de

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Fiona no es un nombre bonito. Para nada. Pero pasó con ficha y hasta le tomamos cariñito cuando conocimos a la princesa convertida en ogra que enamoró el corazón de Shrek, un ogro verde, inmenso y refunfuñón que a su vez conquistó a nuestros niños allá para el 2001. Ahora no.

El nombre de Fiona se ha colocado entre los primeros lugares de repudio colectivo, no por cómo suena, sino porque en adelante nos recordará el tutazo despiadado y profundo de una tormenta loca que se convirtió en huracán. Ahora nos cae mal, es más, hasta antipática la encontramos.

Menos mal que el boricua es otra cosa. Somos como esa palmera altísima y pelúa cuyo tronco -aunque delgado- no se parte cuando se dobla. Acabará espelusá, pero ese tronco sigue firme en la tierra y se resiste a quebrarse. A nosotros puede sacudirnos el viento, empaparnos la lluvia, pisotearnos el huracán y seguimos ahí, en pie de lucha, plantados con firmeza y rebosantes de esperanza sobre este pedazo de tierra al que amamos tanto. No sé de dónde será, pero de algún rincón muy especial del alma nos brota a chorros la fuerza para sobrevivir y la disposición para ayudar.

Supongo que todos los pueblos son así, pero hablo de PeErre porque es el mío, el que conozco, por el que sufro y por el que río. María dejó al descubierto la pobreza y la necesidad, Fiona la ineptitud con la que colocaron parches y curitas para remendar y no cumplir con la tarea vital y principal de atender efectivamente y de una vez por todas los dolores del campo y los de la ciudad, porque en todas partes se sufre.

Lo peor de estos fenómenos es que nos dejan la mente suspendida en el tiempo. Uno entra como en un marasmo, en un no saber qué hora es, qué día es… se pierde la noción del tiempo porque nuestro cerebro está numb -que en español significa adormecidoocupado en lo que tiene que estar, nuestro bienestar y el de nuestros hermanos.

Pero chinguín chinguín y con ese espíritu arriba le tiramos una colcha encima a la tragedia propia para, durante cortos pero intensos momentos, hacer reír, cantarle a otro, cocinar para quien tiene hambre y extender la mano a quienes han sufrido peor suerte que nosotros. Impresionante la actitud de resiliencia de algunos hermanos y hermanas que lo han perdido casi todo, o en el peor de los casos todo, y aún así se preocupan por los demás. Dividen el pan, el techo, la vestimenta y ofrecen un abrazo apretao y solidario que sirve como esos sobos que dan las abuelitas para calmar alguna dolencia del cuerpo o del corazón.

Saldremos adelante. Otra vez. Una y otra vez. Cuantas veces sea necesario. Está en nuestro ADN, en nuestra naturaleza. Nacimos así, en una isla pequeña, pero grande; con un corazón sensible, pero poderoso; con un alma frágil, pero libre. Nos tomará tiempo. Desde hace cinco años se escucha “María, María, María”, ahora será “Fiona, Fiona, Fiona”. Enfrentaremos de nuevo las excusas, veremos la lentitud y en algunos casos la inacción del gobierno… nos tragarán la burocracia, los protocolos y todas esas ñoñetas que sirven de escollos para que estemos como merecemos estar: bien. Pero nosotros, o sea, el pueblo, emprenderemos de nuevo y nos sostendremos en nuestra alma dolida, nunca caída.

Nos han dado duro, coño. Pero nos tenemos.

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2022-09-23T07:00:00.0000000Z

2022-09-23T07:00:00.0000000Z

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